MAMBA FOREVER
La noticia del accidente de helicóptero en el
que ha perdido la vida Kobe Bryant junto a su hija, ha entristecido al mundo
del baloncesto y dejado una sensación de vacío a muchos de los miembros de
nuestra sección.
He intentado escribir y reescribir estas
palabras desde una postura objetiva que te puede aportar una tercera persona.
Lo siento, me es imposible. Me es imposible porque Kobe, como para muchos de
los que leéis, fue, es y será un referente cuando pensaba en baloncesto.
Recuerdo mi adolescencia, y mis primeras veladas nocturnas para ver partidos de
NBA, algunas veces solo y otras con mis compañeros de equipo. Recuerdo aquel
jugador de Lakers, su sonrisa cada vez que hacía una jugada increíble, su paso
adelante cada vez que las cosas parecían ponerse feas. Recuerdo al gran Andrés
Montes narrando y nos recuerdo a todos saltando en el sofá tirándonos de los
pelos por aquellos rectificados de infarto. Jugaba al baloncesto, porque me
gustaba, pero empecé a amar el baloncesto viendo jugar a Kobe. Sí, yo fui de
esos "frikis" baloncestísticos que ponía una muñequera en el
antebrazo emulando a la estrella de Lakers. Años más tarde, en 2009 y 2010, me
tocó rendirme ante su juego, y si no recuerdo mal, aceptarlo como MVP de la
final tras haber derrotado a mis queridos Celtics, sí, dos años consecutivos.
¿Os cuento un secreto? Mi primera camiseta fue blanca, de Lakers y con el 8 de
Kobe a la espalda.
Comparado toda su carrera a Jordan, cinco
anillos, dos MVP de finales, un MVP de liga,18 veces All-Star, dos oros
olímpicos... Y tras rumores, nervios, incredulidad... el pasado domingo se
confirmaba la noticia: Un accidente de helicóptero se llevaba la vida de una de
las personas por las que yo llevo 25 años ligado a este deporte. El domingo, 26
de enero, para mí, como para muchos de vosotros, será el día en el que el héroe
se ha convertido en leyenda.
Adrián Iglesias Lampón, coordinador de baloncesto.
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